¿La ansiedad se cura?

Muy seguramente has sufrido de ansiedad alguna vez y sabes que puede ser incómodo y sí se siente en exceso, puede tornarse insoportable. A menudo aparece de manera sorpresiva, a cualquier hora del día e impide que te puedas concentrar o pensar de manera calmada y resolutiva, en casos más agudos puede impedir que realices hasta las actividades más básicas. Sí te has preguntado si ésta es curable, si te acompañará el resto de la vida o si se puede aprender a controlar, esta información realizada por una de nuestras especialistas es para ti.

¿La ansiedad se cura?

Comencemos manifestando que la ansiedad permite al individuo agudizar sus mecanismos de defensa y prepararse para el ataque o la huida, esta selección es el resultado de un balance cuasi-instantáneo en el que una persona infiere sí aquello que lo amenaza es algo a lo que puede enfrentarse y luchar, o si se verá rebasado y requiere emprender la huida. Esta operación es parte del dispositivo de alarma resultante de una serie de operaciones funcionales y bioquímicas en nuestro cerebro para intentar ponernos a salvo.

Cuando hablamos de ansiedad podemos decir que es una emoción normal, pero puede volverse patológica y causar un trastorno si se sufre de manera frecuente en la vida diaria. Sin embargo, hay ciertas situaciones en que sentir ansiedad resulta ser una ventaja para la supervivencia. Cuando este sistema de activación nerviosa está actuando de manera adaptativa, se dice que verdaderamente nos ayuda a ponernos a resguardo y nos aleja del peligro. A demás, puede ser ventajoso cuando lo usamos como un motivador, que nos impulsa, en determinados casos, a buscar cambios por medio de nuestras ideas o acciones que derivan en situaciones constructivas para hacerle frente al malestar.

Lo que necesitamos entender sobre la ansiedad y cuando ésta se vuelve una perturbación es que a veces este sistema tiene la posibilidad de conservar una falsa alarma, que permanece activa de manera indiscriminada y que, en muchas ocasiones, no es funcional para ponernos realmente a salvo. El peligro percibido, no siempre existe de manera fáctica y si los síntomas angustiosos aumentan, nos veremos impedidos para hacerle frente a la situación por la que estemos atravesando.

La Anatomía de la ansiedad

Como podemos observar, la ansiedad está indiscutiblemente ligada a nosotros como seres vivos y es parte de nuestro kit para la supervivencia. Con la finalidad de ahondar un poco en la biología de la ansiedad, ocupamos el siguiente fragmento escrito por el Dr. Miguel Pérez de la Mora (2003), médico cirujano y doctor en bioquímica.  Investigador en el Departamento de Biofísica del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.

“Como ocurre con otras manifestaciones complejas del sistema nervioso central, no existe -en los humanos- una región única encargada de la integración de la ansiedad. Existen, por el contrario, numerosos centros nerviosos que participan en su producción y modulación -regiones cerebrales que corresponden en su mayor parte al llamado sistema límbico y el intercambio de neurotransmisores-” (p.25).

De acuerdo con distintas investigaciones se ha determinado que no parece existir un único sistema de neurotransmisión encargado de generar o modular la ansiedad, por lo que la química de la ansiedad aún tiene varias interrogantes. No obstante, se pueden destacar los estudios realizados en veteranos de Vietnam que sufrieron de trastorno de estrés postraumático (TEPT) quienes demostraron una reducción del 8 % en el volumen del hipocampo. Esto dio a lugar a la idea de que altos niveles de ansiedad podrían inducir daño estructural en el cerebro de las personas, o viceversa.

Podemos entender que la ansiedad puede ser paralizante, o por el contrario crear agitación, provocando la sensación de querer salir corriendo o la incomodidad al mantenerse en el lugar. Se ha revisado que ésta puede aparecer frente a un objeto o entorno específico o ante el temor de sufrir una situación particular, tal como enfrentarse a un contexto social nuevo, temor a ser incapaz de sobreponerse a determinados escenarios, como: cambios de trabajo, conocer nuevas personas o incluso volver a atravesar por una situación difícil que se ha experimentado con anterioridad. Cuando se sufre ansiedad también pueden aparecer preocupaciones excesivas en cuanto al estado de salud o temor a que surjan desastres naturales o causados por el hombre que deriven en catástrofes naturales o causados por el hombre que deriven en catástrofe.

Tipos de ansiedad:

Para los médicos, la ansiedad permanente y patológica se denomina “trastorno de ansiedad” o “trastorno de ansiedad generalizada (TAG)”. Otros «trastornos de ansiedad» tienen manifestaciones específicas, tales como «el trastorno de pánico agudo» (correspondiente a ataques severos de ansiedad que ocurren periódicamente), existiendo, también las denominadas «fobias específicas», ejemplo de ellas son padecimientos como la agorafobia o hipocondría. En otra categoría de los trastornos ansiosos, estarían presente los «TOCs, lo que significa: Trastorno Obsesivo Compulsivo y el «trastorno de estrés postraumático, mejor conocido por sus siglas como TEPT.

A menudo los síntomas somáticos de la ansiedad se relacionan a los del miedo y frecuentemente pueden ser confundidos con signos de enfermedad orgánica, por lo que es muy común que algunas personas que padecen ataques de ansiedad, reporten haber tenido miedo de sufrir un episodio cardiovascular e incluso, pueden temer fallecer o estar perdiendo la razón mientras lo padecen, sin embargo, una vez que se ha descartado una enfermedad orgánica, en el trastorno de ansiedad, muchas veces, los riesgos asociados a los que puede estar expuesto una persona, pueden derivar de las estrategias disfuncionales que ponen en marcha para intentar combatir la sintomatología ansiosa, tales como son: Abuso de sustancias, evitación de espacios temidos, lo cual puede causar aislamiento y depresión. Sin contar, que se ve aumentada la probabilidad en la que se afecta la capacidad para pensar de una persona y su racionalidad aumentando el riesgo de salir lastimado, si no se está percibiendo de manera adecuada el medio que circunda, dejando al individuo en un estado de hiperactivación nerviosa, pero sin la capacidad de responder de manera sucinta a su entorno, como puede ser estar gravemente alterado en la vía pública y no fijarse en el tránsito circundante.

Para aprender a manejar los síntomas de la ansiedad, es importante saber en primera instancia, cómo se manifiesta la ansiedad en nuestro cuerpo. A continuación, algunos de los síntomas más frecuentes percibidos por las personas que padecen de este trastorno:

  • Temblores,
  • Sudoración (manos húmedas, sofocos, etc.),
  • Dificultad para respirar, sensación de ahogo, boca seca,
  • Palpitaciones del corazón y dolor en el pecho,
  • Náuseas, dolor de estómago, diarrea o estreñimiento,
  • Mareos, mareos o dolores de cabeza,
  • Hormigueo o entumecimiento de las extremidades con sensación de debilidad o tensión en los músculos,
  • Una reacción de sobresalto exagerada,
  • Dificultad para concentrarse o lapsos de memoria,
  • Un nudo en la garganta, dificultad para tragar,
  • Micción.

Hasta ahora hemos aclarado que la ansiedad, los síntomas físicos, conductuales y de pensamiento en los que se manifiesta, derivan de una serie de interpretaciones o valoraciones erróneas que nuestro cerebro genera de su medio circundante, pero que por diversos factores dicha información se encuentra alterada o distorsionada, de tal manera que se desencadena una activación fisiológica ante situaciones que no siempre son inmanejables para la persona, pero que al estar inmersos en el malestar, puede problematizar que la persona pueda enfrentarse a los retos de la vida diaria.

La respuesta a la interrogante ¿La ansiedad se cura?

La contestación es No, sin embargo, no se trata de una condena definitiva y desesperanzadora, puesto que sí es totalmente factible aprender a manejar sus efectos. Si estudiamos más acerca de ella, sus motivaciones y funcionamiento, es posible vivir una vida más tranquila y placentera. Es sustancial que quienes sienten con demasiada frecuencia ansiedad, sepan que no están solos y que es posible aprender estrategias personales o psicológicas e incluso apoyarse en la psiquiatría, para vivir mejor.

Algunos de las recomendaciones para el manejo de ansiedad son las siguientes:

Practica la respiración abdominal para combatir naturalmente tu ansiedad.

Nada puede ser más sencillo. Porque es un mecanismo fisiológico e independiente de nuestra voluntad. Pero ¿realmente sabes cómo hacer este tipo de respiración? Te aclaramos que existen por lo regular dos tipos de respiración: la respiración torácica y la respiración abdominal o ventral.
Mientras que la respiración torácica -el aire se aloja a la altura del pecho- en caso de ansiedad llena menos del 40% de los pulmones y provoca dificultad para respirar por falta de oxígeno, la respiración abdominal pasa por la parte inferior del tórax y permite una mayor amplitud de los pulmones y una menor frecuencia en las inhalaciones generando una verdadera respiración. Por lo tanto, puede ayudar a calmar tu ansiedad al generar por medio de la respiración y la atención en ella la desactivación fisiológica que está alimentando tu ansiedad.

Aquí te decimos como realizar este tipo de respiración:

Tumbado en el suelo con las manos colocadas a lo largo de tu cuerpo, inhala por la nariz, inflando el vientre (Como un globo). Aguanta la respiración durante unos segundos y luego exhala por la nariz, vaciando completamente tus pulmones y ahuecando tu vientre. * Puedes exhalar por la boca, en el caso de que tengas algún problema respiratorio que impida que te sientas cómodo haciéndolo por la nariz.

Cada que termines un ciclo cuenta 1,2,3… Hasta el número 10. Con diez repeticiones pueden ser suficientes para calmarte, sin embargo, puedes continuar hasta que percibas que te sientes más calmado.

Aquí te decimos como realizar este tipo de respiración:

Tumbado en el suelo con las manos colocadas a lo largo de tu cuerpo, inhala por la nariz, inflando el vientre (Como un globo). Aguanta la respiración durante unos segundos y luego exhala por la nariz, vaciando completamente tus pulmones y ahuecando tu vientre. * Puedes exhalar por la boca, en el caso de que tengas algún problema respiratorio que impida que te sientas cómodo haciéndolo por la nariz.

Cada que termines un ciclo cuenta 1,2,3… Hasta el número 10. Con diez repeticiones pueden ser suficientes para calmarte, sin embargo, puedes continuar hasta que percibas que te sientes más calmado.

Camina conscientemente para disminuir la ansiedad

Caminar es uno de los antiestrés y ansiolítico natural, más beneficiosos. Camina lentamente en el lugar más tranquilo que encuentres, concentrándote en tus pasos y en tu respiración.

Si usas esta técnica y notas que tus pensamientos negativos están invadiéndote. No intentes evitarlos con otros razonamientos o explicaciones, en cuanto te sea posible, vuelve y dirige tu atención a las sensaciones que experimentas. Centra tu atención en tus pasos, tu respiración, la hierba mojada o el pavimento bajo tus pies, el canto de un pájaro, el ruido lejano de la ciudad, etc.

¿Está ahí? Entonces, caminas en “mindfulness”. El “mindfulness” es un aspecto terapéutico que ha dado lugar a numerosos trabajos científicos que han estudiado el impacto de este enfoque en la salud mental (C. Berghmans, C. Tarquinio y M. Kretsch,2010).

Haz tierra

El anclaje es una terapia breve y una de las técnicas de Programación Neurolingüística (PNL) que nos permite observar y mejorar la percepción que tenemos de nosotros mismos y de los demás. El hacer tierra es estar conectado a la tierra, tal como los árboles que están enraizados en la tierra. Cuanto más profundas son sus raíces, más sólidos son los “cimientos” y más “presentes estamos”. En otras palabras, significa de manera simbólica estar y vivir en el “aquí y ahora», pues a menudo la ansiedad de manera anticipatoria se dice que tiene ojos hacia el futuro.

Cuida tu estilo de vida

Lleva un adecuado ciclo de sueño, duerme al menos 7-8 horas al día, no consumas alimentos que contengan estimulantes y revisa el contenido de lo que ves en las redes sociales. Es momento de realizar higiene en tus hábitos de consumo material y espiritual para mejorar tu estado mental.

Te hacemos saber que a pesar de que estas técnicas son auxiliares y efectivas para el tratamiento de los síntomas de la ansiedad, sin embargo, en muchos de los casos el apoyo psicoterapéutico potencializa el efecto de estas técnicas y ayuda a generar mayores cambios a largo plazo, con el objetivo de llevar a la ansiedad a niveles normales que puedan ser manejables y adaptativas ti, de tal forma, que la ansiedad deje de ser un obstáculo o malestar en tu vida diaria.

Si buscas apoyo para el manejo de la ansiedad. Te dejamos este enlace, con gusto podemos atenderte.

Escrito por: Mtra Abigail Tapia

Bibliografía

Berghmans, C., Tarquinio, C., & Kretsch, M. (2010). Impact de l’approche thérapeutique de pleine conscience mindfulness-based stress reduction (MBSR) sur la santé psychique (stress, anxiété, dépression) chez des étudiants: une étude pilote contrôlée et randomisée. Journal de thérapie comportementale et cognitive, 20(1), 11-15.

Bremner, JD. 1999. Does stress damage the brain ? Biol. Psychiatry 45 : 797-805 http://www.biologicalpsychiatryjournal.com/article/S0006-3223(99)00009-8/abstract.

Pérez, M. (2003). Dónde y cómo se produce la ansiedad: sus bases biológicas. Revista Ciencia, 54(2), 16-28.

Pérez-Villén, M. (2014). Psicofarmacología de la ansiedad.

Sarudiansky, M. (2013). Ansiedad, angustia y neurosis. Antecedentes conceptuales e históricos. Psicología iberoamericana, 21(2), 19-28.

Reseñas de nuestros pacientes

David Cortez
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Tecnicah | Digital Services
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Conneri Escareño
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Yajaira Garcia Castro
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Excelente servicio🌞
Daniela Alejandra Bravo Méndez
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Jessica Echevarria
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Dr Axel Glez
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