Depresión Invernal. ¿Qué es el trastorno afectivo estacional?

Depresión Invernal. ¿Qué es el trastorno afectivo estacional?

¿Por qué algunos nos sentimos tristes a medida que nos adentramos en la época navideña?

Si esto te suena conocido, no eres el único que sufre esta condición, muchas personas experimentan tristeza, falta de energía, retraimiento social e incluso desesperanza del futuro en estas fechas del año. Entérate más acerca de la llamada depresión blanca, para que aprendas sus efectos y cómo puedes aprender a lidiar con ella.

El trastorno afectivo estacional o llamada popularmente “Depresión Blanca” es una condición frecuente, recurrente durante el período invernal y muy a menudo subdiagnosticada. Uno de los primeros criterios para identificarla es una reincidencia anual regular donde aparecen síntomas psicopatológicos de una depresión o una depresión mayor. Sus síntomas aparecen entre noviembre y febrero con un pico en diciembre y enero seguido de una remisión espontánea en primavera.

Este padecimiento está definido por el DSM V (manual de referencia en psiquiatría internacional). Descubriéndose como un síntoma de “depresión no especificada” y como un tipo de episodio depresivo mayor o de estado depresivo en el trastorno bipolar. Para el DSM V, la depresión estacional es en realidad un episodio depresivo de «carácter temporal». Cabe destacar que podría no sólo presentarse de manera exclusiva en invierno, pudiendo estar presente la sintomatología en otros patrones estacionales específicos, tal como otoño. Por otra parte, en la CIE-10 (clasificación internacional de enfermedades mentales), la depresión estacional figura entre los “trastornos depresivos recurrentes”.

Síntomas y Causas:

Los pacientes diagnosticados con este trastorno describen un estado de ánimo triste, hipersomnia, ganas de comer en exceso, ansias de consumir azúcar y alimentos ricos en almidón, disminución de la actividad y aislamiento social. Los países que son los más afectados por este tipo de depresión, son aquellos donde el invierno recrudece y existe falta de luz solar.

En diversos estudios neurológicos se reportan alteraciones en la fisiología del cerebro, más específicamente la hipótesis melatoninérgica. Pero ¿A qué nos referimos con esta teoría?

La melatonina es una hormona que se encuentra de forma natural en nuestro cuerpo. Una de las funciones más importantes de esta sustancia, es la de controlar nuestro reloj biológico. La regulación de la secreción de melatonina se ve afectada por la luz. La melatonina provoca sueño por la noche. Cuando aumenta la cantidad de melatonina, en nuestro cuerpo dormimos, y nos hace despertar cuando disminuye.

La hipótesis melatoninérgica observa que hay un aumento significativo en la duración de la secreción de melatonina durante el periodo invernal. En los Países bajos, se han ponderado tratamientos lumínicos para auxiliar en el tratamiento de este trastorno.

Por otra parte, existen estudios enfocados en observar el efecto psicológico que tienen las épocas decembrinas, pues al ser una fecha especial para varias sociedades, el impacto de la fiebre multitudinaria y la significación artificial perpetuada por los colectivos vuelve a estas fechas, portavoces de la unión familiar, la abundancia, alegría y la unión entre la humanidad. Lo cual genera idealización y la creación de expectativas románticas e irreales en muchos de los casos, creando modelos establecidos exaltados, sublimes y en algunos casos inalcanzables.  A través de los medios de comunicación y la producción masiva de artículos que incrementan el comercio eufórico en esta época este condicionamiento del deber ser navideño se perpetúa creando una brecha en los que se acercan al modelo y los que distan de él.

No se afirma con ello que esta significación navideña de unión familiar sea una farsa, pues su existencia crea diversos acercamientos que quizá no ocurrirían el resto del año a menos que se precipitaran, sin embargo, si no se cuestiona sobre el significado navideño del colectivo al que pertenecemos y se analiza con objetividad, corremos el riesgo de sufrir los estragos de quedarnos anclados a los deberías y los tendría, no cumplidos, premisas que, son un paso directo a la infelicidad decembrina.

No podemos olvidar que somos seres sociales, más no seres en masa, por tanto, es compresible que es fácil sentir la necesidad de identificarse con modelos impuestos de la unión familiar de las películas de invierno, que muestran cómo milagro navideño el éxito relacional, la paz en la tierra y la solidez económica, pero si no nos atrevemos a cuestionar estos constructos, se puede caer en ser absorbidos por un sentimiento de fracaso y desesperanza al distar de este molde. Para algunos sociólogos y psicólogos este fenómeno de depresión y de euforia por las fiestas navideñas, puede ser el resultante del condicionamiento social y el impacto que puede tener sobre cada persona y las creencias acerca de lo que debe cumplir para evaluar su desempeño vital, lo cual puede llevarle a aislarse de su grupo de referencia.

Una vez revisadas algunas de las implicaciones del trastorno afectivo estacional. Podemos comprender que es necesario atenderle como un fenómeno que requiere la atención de las personas. Por lo que vale la pena, no subestimar sus efectos, sino comprenderlos para poder aprender a manejarlos. Estudiosos de la psicología tal como Segal y su equipo (2002) demostraron por medio de diversos estudios que existe un riesgo superior de recaída después de sufrir un episodio de depresión mayor relacionado a la época invernal. El riesgo para una persona que ya padeció esta enfermedad de volver a sufrirla, ronda el 30%, mientras que tras sobrellevar tres episodios depresivos se eleva al 80%.

Consejos para combatir la depresión estacional:

  • ·         Mantenerse activo. Varios estudios demuestran que el ejercicio ayuda a aliviar los síntomas de la depresión además de mejorar la salud física.
  • ·         Come de manera balanceada. Digerir comidas ricas y pesadas requiere mucha energía del cuerpo. Por supuesto, hay que comer buenas comidas nutritivas durante todo el año, pero esto es aún más importante para mantener a raya el cansancio estacional. Especialmente si comes alimentos ricos en Vitamina C y D. Esto ayudará a no acabar en estado de hibernación.
  • ·         Baños de sol. La falta de luz tiene mucho que ver con el cansancio y los cambios de humor. Sin embargo, para mantener un estado de ánimo favorable, será necesario salir a perseguir el sol. El plan: trata de pasar de 10 a 30 minutos al día al aire libre antes de que oscurezca.
  • ·         Meditar, hacer yoga o practicar Mindfulness. Al igual que mantenerse activo, se ha demostrado que la meditación o actividades que conecten con espiritualidad y calma, ayudan a aliviar los síntomas de la depresión, reducen el estrés y proporcionan un pequeño impulso de energía.
  • ·         No te aísles. Muévete con tus seres queridos. Motivar a los demás y pasar tiempo con los seres amados energiza y eleva la moral.
  • ·         Piensa creativo. Recapacita en el invierno como una estación de paso, como una nueva oportunidad que aparece y se va cada año. En esta estación, como en las otras, la vida te da opciones de crear nuevos significados para ti o para deshacerse de los que ya no te funcionan. Elige, cómo y cuándo quieres o no festejar.

Si bien cada una de estas alternativas puede ser útil para hacerle frente a la depresión estacional. Te recomendamos que, si te encuentras triste en esta época, sin energía e incluso irritable y más aún si este no es tu primer invierno en depresión, te recomendamos buscar apoyo terapéutico. El efecto de la activación física, el cuidado de la salud y la combinación con psicoterapia conversacional incrementa de manera exponencial tu recuperación y previene las recaídas. Llámanos, podemos ponerte en contacto con uno de nuestros especialistas.

Escrito por: Mtra. Abigail L. Tapia Aguilar

Referencias:

Alcántara-Castro, M. (2016). Intervenciones positivas y psicopatología centrada en depresión.

 Arrieta, M., & Santos, P. M. (2019). Trastorno bipolar. Medicine-Programa de Formación Médica Continuada Acreditado, 12(86), 5052-5066.

Segal, Z., Williams, J. M. G., & Teasdale, J. (2002). Terapia cognitiva de la depresión basada en la consciencia plena. Un nuevo abordaje para la prevención de recaídas. Bilbao: Desclée de Brouwer.

Vázquez, F. L., & Torres Iglesias, Á. (2007). Análisis sobre la investigación de la prevención de episodios nuevos de depresión. Clínica y Salud, 18(2), 221-246.

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